martes, 19 de marzo de 2013

Por qué algunos hombres prefieren perros y no esposas


 


 

Por qué algunos hombres prefieren perros y no esposas

 

1. Mientras más tarde llegues, más se emociona el perro al verte.

2. Los perros no se dan cuenta si los llamas por otro nombre.

3. A los perros les gusta que dejes muchas cosas tiradas por el suelo.

4. Los padres del perro nunca te visitan.

5. Los perros están de acuerdo en que debes levantar la voz para dejar en claro tu punto de vista.

6. Nunca tienes que esperar a que se maquille el perro, ellos están listos las 24 horas del día.

7. Los perros te encuentran divertido si llegas borracho.

8. A los perros les gusta ir de caza o de pesca.

9. Un perro nunca te despierta en la noche para preguntarte, "Si yo muero conseguirías otro perro?"

10. Si un perro tiene bebés los puedes anunciar en el periódico y regalarlos.

11 Un perro te deja ponerle un collar con picos sin que te diga pervertido.

12. Si un perro detecta el olor de otro perro en ti no se enfada, solo piensa que es interesante.

Y por último, pero ciertamente no menos importante:

 

13. Si el perro te deja, no se lleva la mitad de tus cosas.

Test Final:

Encierra a tu mujer y a tu perro en el maletero de tu coche por una hora.

Después ábrelo y observa quien está más feliz de verte.

 

 

 

                       

 

 

jueves, 7 de marzo de 2013

Semejanza con la realidad. De medicos

Mi tío Poroto se encontraba bien de salud, hasta que su mujer,
mi tía, a instancias de su hija, mi prima Tota,

le dijo:

Poroto vas a cumplir 75 años, es hora de que te hagas una revisión médica-

-Y para qué?,

si me siento muy bien

-Porque la prevención debe hacerse ahora,
cuando todavía te sientes joven-, contestó mi tía.
Por eso mi tío Ángel fue a consultar al médico.



El médico, con buen criterio, le mandó a hacer exámenes y análisis de todo lo que pudiera hacerse y que la obra social pagase.


A los quince días el doctor le dijo que estaba bastante bien, pero que había algunos valores en los estudios que había que mejorar.
Entonces le recetó Atorvastatina Grageas para el colesterol, Losartán para el corazón y la hipertensión, Metformina para prevenir la diabetes,

Polivitamínico, para aumentar las defensas.Norvastatina para la
presión, Desloratadina para la alergia.
Como los medicamentos eran muchos y había que proteger el estómago, le indicó Omeprazol yDiurético para los edemas



Mi tíoPoroto fue a la farmacia y gastó una parte importante de su jubilación por varias cajitas primorosas de colores variados.


Al tiempo, como no lograba recordar si las pastillas verdes para la alergia,

las debía tomar antes o después de las cápsulas para el estómago,
y si las amarillas para el corazón, iban durante o al terminar las comidas, volvió al médico..


Este, luego de hacerle un pequeño fixture con las ingestas, lo notó un poco tenso y algo contracturado, por lo que le agregó Alprazolal y Sucedal para dormir.

Esa tarde, cuando entró a la farmacia con las recetas, el farmacéutico y sus empleados hicieron una doble fila para que él pasara por el medio,
mientras ellos lo aplaudían.


Mi tío, en lugar de estar mejor, estaba cada día peor.


Tenía todos los remedios en el aparador de la cocina y casi no salía de su casa,

porque no pasaba momento del día en que no tuviera que tomar una pastilla.


A la semana, el laboratorio fabricante de varios de los medicamentos
que él usaba lo nombró "cliente protector"

y le regaló un termómetro, un frasco estéril para análisis de orina y un lápiz con el logo de la farmacia.


Tan mala suerte tuvo mi tíoPoroto, que a los pocos días se resfrió y mi tía lo hizo acostar como siempre,

pero esta vez, además del té con miel, llamó al médico.
Este le dijo que no era nada,

pero le recetó Tapsín día y noche y Sanigrip con efedrina, como le dio taquicardia le agregó atenolol y un antibiótico, Amoxicilina de 1 gr. cada 12 por 10 días. Le salieron hongos y herpes y le indicacon
Fluconol con Zovirax

Para colmo, mi tío Poroto se puso a leer los prospectos de todos los medicamentos que tomaba y así se entero de las contraindicaciones,

las advertencias, las precauciones, las reacciones adversas, los efectos colaterales y las interacciones médicas.
Lo que leía eran cosas terribles.
No sólo se podía morir, sino que además podía tener

arritmias ventriculares, sangrado anormal, náuseas, hipertensión, insuficiencia renal, parálisis, cólicos abdominales, alteraciones del estado mental y otro montón de cosas espantosas.

Asustadísimo, llamó al médico, quien al verlo le dijo que no tenía que hacer caso de esas cosas porque los laboratorios las ponían por poner.


-Tranquilo, DonPoroto,

-no se excite- le dijo el médico, mientras le hacía una nueva receta con Rivotril con un antidepresivo Sertralina de 100 mg.Y como le
dolían las articulaciones le dieron diclofenac.

En ese tiempo, cada vez que mi tío cobraba la jubilación, iba a la farmacia donde ya lo habían nombrado cliente VIP.


Esto lo hacía poner muy mal, razón por la cual el médico le recetaba nuevos e ingeniosos medicamentos.


Llegó un momento en que al pobre de mi tío Poroto las horas del día no le alcanzaban para tomar todas las pastillas,

por lo cual ya no dormía, pese a las cápsulas para el insomnio que le habían recetado.

Tan mal se había puesto que un día, haciéndole caso a los prospecto de los remedios, se murió.

Al entierro fueron todos, pero el que más lloraba era el farmacéutico.

Aún hoy, mi tía afirma que menos mal que lo mandó al medico a tiempo, porque si no, seguro que se hubiese muerto antes.-