El cura y el semáforo
Un cura va en su coche y se salta un semáforo en rojo. Lo para la policía y le dice:
—Padre, ¿no vio que el semáforo estaba en rojo?
El cura responde:
—¡Ay, hijo! Yo solo veo el verde de la esperanza y el amarillo de la caridad.
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La colecta
En misa, el cura anuncia:
—Hermanos, hoy la colecta será especial: quien dé 100 euros puede decir una palabra, quien dé 500 puede decir dos.
De pronto, un señor grita:
—¡Hipopótamo!
El cura, sorprendido, pregunta:
—Hermano, ¿qué significa eso?
Y el hombre responde:
—Que me sobran 900 euros.
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El confesionario
Un hombre entra al confesionario y dice:
—Padre, me robé un saco de patatas… ¿Es grave?
El cura responde:
—No, hijo, no es grave.
—¡Ah, menos mal! ¿Y si en vez de patatas fuera un jamón?
—Bueno, eso ya es más serio…
—¡Pues entonces devuelvo las patatas y me quedo con el jamón!
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El sermón eterno
El cura predica en la misa:
—Hermanos, el cielo es como Nueva York: hay música, alegría y luces… ¡Y el infierno es como Los Ángeles!
Un feligrés le pregunta:
—Padre, ¿por qué el infierno es como Los Ángeles?
—Porque, como mi sermón… ¡nunca se acaba!
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El milagro del vino
Un cura visita a un enfermo y le pregunta:
—¿Quieres un poco de vino? Es como el que convirtió Jesús en las bodas de Caná.
El enfermo responde:
—Mejor deme el original, padre… ¡que este seguro que es agua bendita!
